30 noviembre 2006

El Cuervo



Cierta noche aciaga, cuando, con la mente cansada,
meditaba sobre varios libracos de sabiduría ancestral
y asentía, adormecido, de pronto se oyó un rasguido,
como si alguien muy suavemente llamara a mi portal.
"Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal;

sólo eso y nada más."

¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado diciembre!

Cada chispa resplandeciente dejaba un rastro espectral.
Yo esperaba ansioso el alba, pues no había hallado calma

en mis libros, ni consuelo a la perdida abismal de aquella a
quien los ángeles Leonor podrán llamar y aquí nadie nombrará.
Cada crujido de las cortinas purpúreas y cetrinas

me embargaba de dañinas dudas y mi sobresalto era tal que, para
calmar mi angustia repetí con voz mustia:"No es sino un visitante
que ha llegado a mi portal; un tardío visitante esperando en mi portal.
Sólo eso y nada más".

Mas de pronto me animé y sin vacilación hablé:"Caballero -dije-, o señora,

me tendréis que disculpar pues estaba adormecido cuando oí vuestro
rasguido y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal que dudé
de haberlo oído...", y abrí de golpe el portal: sólo sombras, nada más.
La noche miré de lleno, de temor y dudas pleno,y soñé sueños

que nadie osó soñar jamás; pero en este silencio atroz, superior a toda voz,
sólo se oyó la palabra "Leonor",
que yo me atreví a susurrar...sí, susurré la palabra "Leonor" y un eco
volvióla a nombrar.
Sólo eso y nada más.

Aunque mi alma ardía por dentro regresé a mis aposentos, pero pronto

aquel rasguido se escuchó más pertinaz."Esta vez quien sea que llama ha
llamado a mi ventana; veré pues de qué se trata, que misterio habrá detrás.
Si mi corazón se aplaca lo podré desentrañar.
¡Es el viento y nada más!".

Mas cuando abrí la persiana se coló por la ventana,agitando el plumaje,

un cuervo muy solemne y ancestral.Sin cumplido o miramiento, sin detenerse
un momento,con aire envarado y grave fue a posarse en mi portal,en un pálido
busto de Palas que hay encima del umbral; fue, posóse y nada más.
Esta negra y torva ave tocó, con su aire grave,en sonriente extrañeza mi gris

solemnidad."Ese penacho rapado -le dije-, no te impide serosado, viejo cuervo
desterrado de la negrura abisal; ¿cuál es tu tétrico nombre en el abismo infernal?
"Dijo el cuervo: "Nunca más".

Que una ave zarrapastrosa tuviera esa voz virtuosa sorprendióme aunque

el sentido fuera tan poco cabal,pues acordaréis conmigo que pocos habrán
tenido ocasión de ver posado tal pájaro en su portal.
Ni ave ni bestia alguna en la estatua del portal
que se llamara "Nunca más".

Mas el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde el busto,como si en ello

le fuera el alma, ni una sílaba más.No movió una sola pluma ni dijo palabra
alguna hasta que al fin musité: "Vi a otros amigos volar;por la mañana
él también, cual mis anhelos, volará".
Dijo entonces :"Nunca más".

Esta certera respuesta dejó mi alma traspuesta;"Sin duda - dije-, repite lo que

ha podido acopiar del repertorio olvidado de algún amo desgraciado
que en su caída redujo sus canciones a un refrán:
"Nunca, nunca más".

Como el cuervo aún convertía en sonrisa mi porfía planté una silla mullida

frente al ave y el portal; y hundido en el terciopelo me afané con recelo
en descubrir qué quería la funesta ave ancestral
al repetir: "Nunca más".

Esto, sentado, pensaba, aunque sin decir palabra al ave que ahora quemaba

mi pecho con su mirar; eso y más cosas pensaba, con la cabeza apoyada
sobre el cojín purpúreo que el candil hacía brillar.
¡Sobre aquel cojín purpúreo que ella gustaba de usar,y ya no usará nunca más!.
Luego el aire se hizo denso, como si ardiera un incienso mecido por serafines

de leve andar musical."¡Miserable! -me dije-. ¡Tu Dios estos ángeles dirige
hacia ti con el filtro que a Leonor te hará olvidar!
¡Bebe, bebe el dulce filtro, y a Leonor olvidarás!".
Dijo el cuervo: "Nunca más".

"¡Profeta! -grité -, ser malvado, profeta eres, diablo alado!

¿Del Tentador enviado o acaso una tempestad trajo tu torvo plumaje
hasta este yermo paraje,a esta morada espectral? ¡Mas te imploro, dime ya,
dime, te imploro, si existe algún bálsamo en Galaad!
"Dijo el cuervo: "Nunca más".

"¡Profeta! -grité -, ser malvado, profeta eres, diablo alado!Por el Dios que

veneramos, por el manto celestial,dile a este desventurado si en el Edén
lejano a Leonor , ahora entre ángeles, un día podré abrazar".
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

"¡Diablo alado, no hables más!", dije, dando un paso atrás;

¡Que la tromba te devuelva a la negrura abisal!
¡Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu ultraje quiero en mi portal!
¡Deja en paz mi soledad!
¡Quita el pico de mi pecho y tu sombra del portal!
"Dijo el cuervo: "Nunca más".

Y el impávido cuervo osado aún sigue, sigue posado,en el pálido

busto de Palas que hay encima del portal; y su mirada aguileña es la de un
demonio que sueña,cuya sombra el candil en el suelo proyecta fantasmal;
y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,no se alzará...
¡nunca más!.

(Edgar Allan Poe)

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